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Ramon Carnicer
(1789- 1855)





Ramon Carnicer Batlle fue bautizado en la parroquia de Santa María de Tàrrega el 24 de octubre de 1789, donde era maestro de capilla Bonaventura Feliu, que le dio las primeras nociones de música. A la edad de siete años ingresó en el corazón de la catedral de la Seu de Urgell, plaza que obtuvo después de un proceso de oposiciones. Allí tuvo la oportunidad de estudiar órgano y composición bajo la guía del maestro de capilla, Bru Pagueras. En 1806, con poco más de dieciséis años, llegó a Barcelona, donde estudió con el organista de la catedral, Carlos Baguer, y el maestro de capilla de la misma sede, Francesc Queralt. En Barcelona pudo asistir a las representaciones de ópera del Teatro de la Santa Cruz, donde estaban de moda compositores como Domenico Cimarosa, Giovanni Paisiello, Pietro Guglielmi o Ferdinand Paër.

La ocupación napoleónica de Barcelona entre 1808 y 1814 fue la causa de que Ramon Carnicer se marchara de Barcelona para instalarse en Mahón. Allí fue organista y también se dedicó a la enseñanza. Entre sus discípulos menorquines el más destacado fue Onofre Reixach Marquès. Allí entró en contacto con el escritor alsaciano Carl Ernest Cook, quien según algunas fuentes había sido discípulo de Mozart.

Ramon Carnicer regresó a Barcelona en 1815. Entonces ya disponía de un gran bagaje musical, y especialmente operístico, por lo que recibió el encargo de los administradores del Teatro de la Santa Cruz de viajar a Italia para buscar y contratar la mejor compañía de ópera. Regresó con una compañía que dirigía el compositor Pietro Generali y que contaba con cantantes como Angelo Cantelli, Loreto García, Carolina Bassi o Marco Bordogni. Generali dejó el cargo en 1818, y entonces Carnicer se convirtió en director del Teatro de la Santa Cruz, cargo que dejó dos años después. Es durante este período que se estrenó en Barcelona la ópera Il barbiere di Siviglia, de Rossini, para la que Carnicer escribió una obertura.

La primera ópera conocida de Carnicer, Adele di Lusignano, con libreto de Felice Romani, se estrenó en Barcelona el 15 de mayo de 1819, obteniendo un gran éxito. Siguieron otras dos óperas, Elena e Constantino (1821) y Don Giovanni Tenorio (1822), obras que denotan un claro lenguaje rossiniano. Pero las influencias musicales que recibió Ramon Carnicer pasan también por Bellini, Donizetti, Mayr o Mercadante. El éxito alcanzado con sus obras, hizo que Carnicer renunciara a su producción anterior, básicamente formada por obras litúrgicas, música militar, canciones y danzas, que destruyó.

Las ideas liberales de Ramon Carnicer, que eran públicas y conocidas, hicieron que en 1823 tuviera que exiliarse con su familia en París, y desde 1826 en Londres, donde publicó algunas de sus obras más importantes. Allí entró en contacto con otros músicos y compositores como Mariano Rodríguez de Ledesma, Santiago de Masarnau, José Melchor Gomis o Ferran Sor. Estando en Londres, en 1827 recibió el encargo de componer el himno nacional de Chile a partir de un texto de Bernardo de Vera y Pintado.

Ese mismo año 1827 regresó a Barcelona con la intención de establecerse definitivamente y retomar la tarea en el Teatro de la Santa Cruz, pero el rey Fernando VII le obligó a viajar a Madrid, donde fue nombrado director del Teatro de la Cruz y del Teatro del Príncipe en sustitución de Saverio Mercadante. En Madrid, Carnicer renovó la dinámica de los teatros y renovó las orquestas y los coros, para mejorar su calidad, con un nivel de exigencia muy importante. En 1830 se fundó el Real Conservatorio de Música y Declamación de María Cristina, y Ramon Carnicer ocupó la cátedra de composición, cargo que asumió hasta 1854. También fue director en 1841, 1842 y 1846.

Aunque la mayor parte de las obras de juventud de Ramon Carnicer fueron destruidas, el catálogo de composiciones de Ramon Carnicer es considerable, y se le conoce una decena de óperas, además de otras que le son atribuidas, y un buen número de composiciones instrumentales de diverso formato, así como canciones y otras obras vocales de cariz religioso. Lamentablemente en la actualidad sus composiciones son poco interpretadas, aunque en los últimos tiempos se han recuperado algunas de ellas.

Murió en Madrid el 17 de marzo de 1855.

Su hermano, Miquel Carnicer y Batlle (Tàrrega, 1793-Sevilla, 1866), fue un destacado guitarrista de la escuela de Dionisio Aguado.




OBRAS INTERPRETADAS

Fantasia para clarinete y piano



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